Páginas

sábado, 26 de enero de 2013

Todo fin es un comienzo

Oficialmente hoy se acaban mis vacaciones de ocho meses, es de héroes haber sobrevivido a una depresión post-desamor, haber tenido horas y horas libres para desarmar el mundo a mi antojo, o quizás haber tenido el tiempo suficiente para preguntarle al planeta por qué sí y por qué no acerca de todo.

Realmente nunca se me había pasado el tiempo tan rápido, un día de pronto descubrí que tengo tiempo para mi sola, que puedo vestirme a mi antojo y lo más importante es que puedo ir a donde quiera sin la necesidad de reportarme con un hombresito que creyó que además de ser mi novio era mi dueño.

No es que lo odie ni nada por el estilo, diría que estoy agradecida de haber tenido que ser arrojada al abismo por él, después de todo la caída me hizo despertar y qué se yo, hoy puedo reírme de lo tonta que pude haberme visto rogándole que se quedara o quizás puedo tener ataque de alivio sobrenatural cuando me doy cuenta que pude haber echado a perder mi vida entera en caso de seguir atada a no sé quién bajo no sé que locas e innecesarias condiciones.

Las vacaciones más largas de mi vida concluyen de forma positiva, tengo 8 kilos menos, pasé de ser talla 10/12 a ser 8/10 lo cuál para mí es genial porque ahora hasta los sentimientos son más delgados; recuperé a mi loca familia que de vez en cuando me saca de quicio, mis amigos me volvieron a tratar como a una personal normal con tiempo y disposición de sobra para vivir; mi sonrisa por fin es verdadera y lo mejor de todo es que el huequito en el corazón que me dejó mi famosa pesadilla fue llenado de amor sincero y celestial.

En este sábado de final feliz tengo hasta ganas de llorar porque en estos primeros 26 días yo siento que el tumor que hace 5 meses pensé era maligno y estaba haciendo metástasis ha sido extirpado -casi que por completo- de mi corazón rosa lo cual más que merecer un aleluya merece ser contado en este bebé de letras que ha sido parte fundamental de este loco proceso.

Sobreviví muchachos, escribiendo estas palabras la sonrisa se me escapa y el corazón me pide que lo grite; no hubo tumor, ni cáncer, ni depresión, ni siquiera recuerdo que pudiera acabar conmigo; hoy soy nueva de pies a cabeza, soñadora otra vez.

Sin miedo a contarle al mundo que fui la más tonta de las tontas pero que hoy soy capaz de juntar mi historia en un par de párrafos lista para mostrarle al planeta que Dios hace milagros, que no hay dolor que no cure ni  tristeza que no pueda convertir en sonrisa.

Por fin acepto que puedo llegar a ser la más rosa y sensible de las mujeres, que el amor me sigue pareciendo dulce y real; que pudo haber muerto todo menos la esperanza, que éste es el tiempo perfecto para vivir lo que por años jamás fui capaz de vivir por miedos, ideas erróneas y rebeldías sin fundamento, estoy lista para vivir una vida relevante, divertida, libre y con luces celestiales.

En este 26 de enero quedará registrada la promesa de ser yo misma en compañía de Dios; de vencer mis temores enfrentándolos, de leer más y criticar menos, de ocupar la silla vacía o de ser la voz que el silencio quiere oprimir, me comprometo a decirle NO a lo que indique mirar atrás y aferrarme a un pasado que ya no tiene lugar en el futuro.

De hoy en adelante me comprometo a ponerle el ingrediente secreto a la vida, a ser menos ñoña, más arriesgada, a dejar la nariz de pinocho y reventar el mundo a punta de verdades; me lanzaré sin paracaídas no por osada si no porque mi Fe me dará alas.



Felicidad, Enamorada