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domingo, 15 de abril de 2018

Tu nombre va aquí

Conquistar: Una promesa, un acción pero pocas veces un propósito que nos regalamos a nosotros mismos.

Es cierto que somos mágicos cuando damos, que al expandir por el universo todo lo que somos brillamos como nunca y que cuando servimos a otros transformamos sus corazones dejando huellas imborrables y únicas, sobrevivimos en el recuerdo de aquellos que sonríen cuando nos piensan, pero ¿qué hay de nosotros mismos? ¿Qué hay de amarnos hasta el infinito yendo y volviendo una y otra vez?

Hoy aprendí que darse a uno mismo el respiro, la pausa, el regalo... es quizá la mejor forma de comprender el amor en toda su esencia. Sí, estamos llamados a dar pero dar también nos incluye, incluye a nuestro corazón y la capacidad para cuidarlo. Proverbios 4:23.

He dado, hemos dado, sólo Dios sabe cuánto. Hemos prestado nuestra alma para que otros sonrían, hemos guardado silencio sólo para contemplar la felicidad del otro, pero entre tantas exigencias del mundo, casi que como objetivo de bombardeo nos hemos olvidado de amarnos fuerte.

Pero ¿qué es amarse fuerte? es desprenderse de lo tóxico, de aquello que te lleva en círculos y círculos, es escapar de esos lugares que jamás han tenido un destino, que tan sólo te agotan en el trayecto, que te mutilan la fe.

Y cuando olvidamos que también merecemos un lugar, que lo que somos también importa, que alguien ya nos incluyó en su lista para siempre, el tiroteo nos deja sin aire y de pronto no llega la ambulancia, tampoco hay médico y en cambio un fusil te apunta justo en la frente: te juzgan,

Te juzgan por lo que diste ¿cómo es eso posible? bueno... dar en exceso también es mortal a ratos. Pareciera estúpido decirlo pero vivimos en una sociedad dispuesta a crucificar incluso a aquellos que lo han dado todo ¿por qué? porque nadie humanamente nos invitó a darlo, sólo accedimos a imitar el modelo de quien nos amó hasta la muerte. ¿Error? no lo creo, yo lo llamo valor.

Valor es dar ese paso aunque estemos fracturados de espíritu. Valor es alzar los brazos cuando no ves cielo. Valor es sonreír genuinamente a quienes nos fallan. Una y otra vez. No dudemos de aquel valor que nos llevó a hacer lo inexplicable.

Pero... valor también es retroceder, no cruzar hacia la jaula. Valor es darse la vuelta y decir Yo estoy primero, aunque sea sólo por esta vez. Lo aprendimos mientras nos íbamos o quizá...mientras nos cerraban la puerta en la cara.

Pero así son quiénes cuentan con valor, también saben decir no más. Y esto va por ustedes, los que se aferran al valor de amarse primero, de quienes nos dejamos caer en lágrimas ante lo bueno, lo malo y lo inexplicable. Va por ustedes los que ofrecían sonrisas sin motivo, los que envolvieron ese regalo mientras una herida les quitaba el aire. Va por cada uno de esos locos que creen que en el dar está el recibir automático, va por todos los que desde hoy entre sus grandes pendientes escriben su propio nombre.

Esto va por los que creen que ÉL lo hizo y lo hará otra vez, porque ese es el amor verdadero el que camina sin descanso aunque los caminos de vez en cuando se transformen y los destinos sean nuevos para siempre. 💓