- ¿Cómo es eso posible?
- ¿Que cambies tu mundo en un despertar de colores?
- Sí
- No lo sé, supongo a esto se le llama vida.
Tenemos días donde nos representa un piano sin coros y otros donde la música nos brilla hasta en los sonidos más inesperados. La vida es eso, querer ser, de vez en mes, un poco extraño entre nosotros mismos. Un nuevo atardecer o quizá, una hermosa madrugada sin nubes.
Querer ser despejado, cuando vienes acostumbrado a ser cielo cubierto. Querer amar cuando vienes del impulso roto de querer olvidar. Sonreír cuando todos esperan de ti el luto, suspirar cuando la sociedad te enseña a estar en silencio. Hablar, cuando por años te pidieron que callaras.
That's it, always a proof never an excuse. Un remolino en el que todo lo que debe importar es sobrevivir intencionalmente, dar ese follow esperando uno de vuelta, levantar la mirada cuando ese extraño también te mira, caminar cuesta abajo esa calle que nunca antes visitaste y plantearte una cita en la mesa de la esquina donde nunca pensaste un beso.
Ser un amor propio a prueba de balas, ser feliz. Intentarlo por uno y porque cada cual se lo merece. No pidiendo más oportunidades infinitas sino más bien: la fortaleza para estar a la altura de la expectativa propia, anhelar el manifiesto 1 y vivir siguiendo el consejo de la esquina derecha de la hoja.
Respetarse los tiempos que después de todo sólo uno se propuso, soñarse los días más felices e ir por ellos, con la seguridad de aquel que sabe siempre quiere lo mejor para el resto y en ese resto también está un poco de uno. ¿O acaso no somos conscientes que al entregar fragmentos de lo que somos cada día nos compartimos irrevocablemente el alma con el otro?
Entreguémonos conscientes de que el tiempo pasa y todo lo que va con el también, que todo cambia y lo que uno es tampoco se detiene, todo se revoluciona en un instante, hoy es ya incambiable pero mañana es una posibilidad ¿Qué opciones deseamos tener el próximo antepenúltimo domingo del año que viene?