Páginas

lunes, 6 de enero de 2014

...

Has crecido, ha pasado tanto tiempo...

Ya no hay horas infinitas entre tus peluches y yo, por eso a veces te extraño.

No sé si lo olvidaste, pero eras una gran profesora con tus muñecas, y aunque ahora odies el trabajo en la cocina, la vajilla de plástico y las galletas de soda en migajas siguen esperando nuestra hora del té.

Los exámenes de última hora, el recreo y otras tonterías echan de menos tus ocho años. Has crecido, que inevitable.

Ahora juegas a ser pequeña cuando eres grande, y aunque ya no quieres jugar con Teresa, tu alma sigue buscando sentirse infantil.

Frente al espejo sigue la niña de vestido azul y diminutos ojos invitándote a jugar por siempre, conjurando el tiempo y haciéndole mofa a la vejez; burlándose de los años entre sonrisas y cantos.

El planeta te fuma la juventud luego de extinguir tu niñez, llevándose consigo lo mejor de tu alma, que aunque no fue tan mágica como siempre creíste, sembró algo de lo que hoy eres.

Volver, sé que quisieras volver para reinventar el tiempo, para leer a Pombo, para soñar con El Principito, para tatuar en tu pequeño cerebro el arte de escribir, para dibujar más grande y poder soñar más profundo, para botar esas muñecas y exigir que te compraran más libros, para contar historias a través de tus sonrisas.

Para motivar a tus Barbies a ser inteligentes, para dejar de jugar a la casita, para empezar a jugar a la exploradora, para ser más tú y menos mundo, para robarle todo al tiempo y encarcelar lo impuesto; para cerrarle tus ojos a la caja cuadrada que sembró en ti tantos miedos y finalmente crecer libre.

Sé que quisieras encontrarme de nuevo, pero es tarde, tus ojos han visto demasiado y tus oídos han escuchado tantas mentiras, tu destino ha escrito con errores y has tenido que reconstruir tus castillos, ya nada será igual, tendrás que seguir reescribiendo tu historia, viviendo a destiempos, soñando entre pausas y sonriendo entre viejos.

No me mates en tu mente aunque sigamos lejos, porque en esta perdida muchas veces has logrado encontrarte, porque de cada recuerdo supiste extraer la magia, porque aunque creciste lejos de tu arte supiste mirar  con tus pequeños ojos de forma distinta ese mundo que muchos te pintaron pero que jamás te permitieron imaginar.

Sígueme soñando, que yo sigo existiendo, al menos en tus letras.