Páginas

martes, 4 de septiembre de 2018

Equivocarse

Suelo pensar las veces que me equivoqué, que dije algo incorrecto, que actué mal. Mentiría si digo que no me importa ser tanto error y tan seguido, porque mi única verdad es que suelo cometer tantas faltas como me sea posible aunque sea sin intención.

Mi mayor error quizá sea hablar de más; el "talento" que se convierte en defecto algunas veces tiene que ver precisamente con aquello que más amas, en mi caso: las palabras.

¿Cómo elegir las correctas sin autosabotearse todo el tiempo? ¿Cómo es que se libra cada día sin decir al final del mismo "bueno, fallé de nuevo"? y... ¿Cómo a veces tanto error te genera un especial sentido de placer? Sí, caerme una tras otra vez me resulta bien.

Me resulta bien porque me saca de la pose, porque me quita la necesidad de anhelar la perfección todo el tiempo, de querer conseguir likes espirituales de otros, de querer provocar sonrisas falsas; no, definitivamente no me trasnocha mantener el interés positivo de los otros en mí.

Suelo desear todo aquello que sólo algunos buscamos: la capacidad innata de ser humanos,  no de clasificación 90-60-90, no de posgrado y especialización, no de casa, carro y beca. Me fascina la gente apasionada, cualquiera que sea su mayor pasión en la vida: el arte, el sexo, la moda, la literatura, la música, una deidad o los videojuegos etc. ¿Cuál es tu pasión?

La gente apasionada trae algo que ni la belleza ni los estilos de vida estándar tienen; su entera cualidad de amar y disfrutar eso que hacen, eso que siguen...atraen una parte de la vida que sin importar qué todos deseamos: perdernos en las profundidades de algo para encontrarnos aunque sea un poco.

Hay quienes critican las pasiones, porque quizá quienes estamos detrás de algo en específico, dedicado a ello en cuerpo y alma jamás tendremos demasiada atención para la rutina, nos cuesta concentrarnos en algo más que no sea en eso que de verdad nos completa. No tenemos tiempo para amores tontos y si alguna vez gritamos es porque algo importante tenemos para decir.

No creo en el éxito, creo en excitarse al limite cuando algo nos mueve y disfrutarlo.

Soy más equivocación que acierto, es cierto. Suelo soñar bobadas como muchos, suelo reírme por cualquier cosa, a carcajadas, hasta que me duela el estómago, me encanta mirar y que me miren a los ojos ¡Que gran error, soy fácil de enamorar! y me encanta la gente que puede decir sin pena: hoy me equivoqué, que no teme a la petición llamada disculpa, que puede aprender cada segundo de sus mayores idioteces. Porque eso es la vida: saber rectificarse a sí mismo, reconocerse, dejar de pensar en el "Yo soy, yo tengo" y sentirse tranquilo con el "Hoy no soy, hoy no tengo" ¿Podemos dejar de temerle a la vida entre negativos?

Ayer soñaba lo que hoy ya no me interesa, mi mejor error es ser cambiante, todo el tiempo buscar una mejor explicación a todo y de ser necesario reinventarme, cambiar aunque me equivoque de nuevo en el futuro, cambiar cuando algo me duela, cambiar cuando algo me incomode, cambiar cuando algo me indigne, escuchar otras opiniones y estar dispuesta a cambiar también, porque si algo he aprendido en el último año es que muchas de mis verdades tienen fecha de vencimiento. Por fortuna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario