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martes, 18 de septiembre de 2018

Fast Car

Ya no confío en las buenas intenciones, tan sólo hago caso a las acciones... y es que entre más pasan los días más confirmo que las ausencias son inevitables, como la ausencia de hechos, de verdades.

Decir que justo ahora sé qué quiero sería mentir, lo único que tengo claro es que me urge irme ¿para dónde? Es lo que aún intento averiguar mientras escucho una y otra vez la misma canción. 

Ojalá sea un lugar que me exija más, que me frene menos. Ojalá allí no haya vergüenzas, ni reclamos, ojalá esté repleto de verdades: incómodas, graciosas, diversas, indefinidas. 

Todo cambia, todo pasa. Justo ahora puedo mirar atrás y ver cómo ya nada es. Cómo transformé mis ojos y cómo el alma tomó una forma nueva, que de vez en mes me desconcierta, pero ¿Qué otra cosa somos que pasajeros de nuestros propios años? ¿cómo entender los deseos de hace una década sin sentir que ya no hay nada en común con el espíritu de hoy?

Supongo a eso se le llama crecer, diferenciarse del pasado, despedirse de los viejos deseos y a veces, sólo a veces, querer reinventarse por completo o quizá, con algo de suerte, conservar sólo un par de recuerdos.

La mente me juega sucio, negar que puedo controlar las ideas idiotas sería burlarme de mi misma. Pienso, pienso y menos entiendo este rollo de ser, lo que algunos esperan, lo que otros sueñan y lo que yo misma me he impuesto a la fuerza. No es como que esté decepcionada de mi, es sólo que tenía mejores planes para mis 26, menos errores, menos lágrimas innecesarias, menos drama y muchas menos razones para obligarme a estos lugares comunes bajo la propuesta de la fe: fe en el resto, mil y una oportunidades, ser como aquel que hizo lo perfecto ¿Sabes de quién hablo?

Quizá se trate sólo de un mal día, o con suerte de uno demasiado bueno: el día en el que me levanté de la sala de espera y decidí ir por eso que ya no sueño porque me cansé de imaginarlo. 

Y volar entre lo único que no me cambia adentro: mi lista de reproducción musical, la canción que pongo siempre que necesito fuerza y la que evito para no sentir tristeza, sacudirme entre un poco de rap, otro poco entre cualquier canción que tenga alma y hacer lo único que sé hacer bien, es decir, lo único que hago con amor: escribir. Porque hacer algo bien es amarlo hasta los huesos, de eso se trata.

Escribir hasta que me sane las ideas tontas, las huidas mentales y los miedos de rutina. Escribir hasta que me encuentre entre esta tontería que empezó hace ya tantos años porque estaba desesperadamente rota para al final de esos primeros 12 meses descubrirme entre las grietas, sentirme la luz por dentro. Escribir porque aún sin una enorme audiencia vale la pena. Vale el pensarse y escribirse sin verguenza, triunfar en el retrato honesto de uno mismo.


 Art Title: The Break Pedal Love
 - Artist Name: JR Linton

"I want a ticket to anywhere
Maybe we could make a deal
Maybe together we can get somewhere
Any place is better
Starting from zero got nothing to lose
Maybe we'll make something
Me myself I got nothing to prove"


...







1 comentario:

  1. Interesante reflexión, mas interesante aun cuando es inspirada de lo mas profundo de tus sentidos, tu interior profundo e incomprensible, te hace pensar, pensar que para entender nuestro camino, por donde vamos, de donde venimos tenemos que tener sacudidas, dificultades, las mejores cosas en la vida toman tiempo, pueden esperar años, quizás hasta 27 años o mas, no es tan bueno esperar tanto, viendo los errores en el camino, sabemos donde no pisar para no tropezar, podemos tener más seguridad donde pisar, encontrarse a uno mismo lleva tiempo, entender y comprender, "gran complejidad", tu mente tu ser, tu alma, tu esencia en este mundo, para llegar allá, se tendrá que explorar todos nuestros sentidos, debilidades, miedos, errores en nuestro camino, aquí no leo un texto bien escrito, leo lo que dice a gritos lo mas profundo de tus sentidos.

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